domingo, 30 de diciembre de 2012

Desencuentro



Casi dan las doce y sigo sin encontrarte.

Te busqué, infatigable,
en todos lados y todo el tiempo:
amanecer y mediodía,
sombra
y sueño.

Arrasada por la ausencia,
fui atesorando pequeños detalles para sobrevivir:

la poesía, tan parecida al color de tus ojos,
y la indignación, a la fuerza de tus manos.

Con los niños y la música,
era casi como estar juntos y obtuve
la fuerza necesaria para seguir buscándote.

Apresurada,
di vuelta muchas máscaras hermosas,
que sólo me ofrecieron su indiferencia.
Después,
te busqué tras el rostro de los mendigos,.
pero te habías marchado.

Desesperada,
volví del revés la capucha de los verdugos, pero
previsiblemente,
estaban huecas.

Ahora,
acepto que pasaré esta noche sola,
y ya no te busco.

Si me recuerdas tersa, brillante, alegre,
aquella muchacha
agotó sus alas
y
no podrías reconocerla en mí.

A cambio. aprendí a escudriñar el horizonte,
y a reconocer cada estrella.
Sé los nombres de todas las cosas,
y repito de memoria cualquier receta.

Puedo enumerar cada hierba del camino,
para curar las heridas del cuerpo o
el alma.

Y aunque a veces aún te extraño,
y aunque, todavía, al pasar,
algunos preguntan dónde está mi dueño,
a mi ha dejado de inquietarme la respuesta
porque ahora,
soy dueña de todo lo demás. Ada Fanelli







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